Resonancia magnética cardíaca: indicaciones clínicas más relevantes

La resonancia magnética cardíaca (RMC) se ha convertido en una herramienta esencial para evaluar la anatomía y función del corazón con alta precisión y sin radiación ionizante. Su capacidad para ofrecer imágenes detalladas de tejidos blandos permite diagnosticar diversas enfermedades cardiovasculares de forma no invasiva.
Entre las indicaciones clínicas más importantes destaca la cardiomiopatía. La RMC es clave para diferenciar tipos de miocardiopatías, como la dilatada, hipertrófica o restrictiva, y evaluar la fibrosis miocárdica mediante realce tardío con gadolinio. Esta información es fundamental para el pronóstico y la planificación de tratamientos.
Otra indicación relevante es la isquemia miocárdica. Mediante estudios de perfusión y viabilidad, la RMC permite detectar áreas de infarto, tejido cicatricial y zonas de miocardio potencialmente recuperable, ayudando a decidir estrategias de revascularización.
En pacientes con enfermedad valvular, la resonancia cuantifica con precisión volúmenes ventriculares, fracción de eyección y regurgitaciones, complementando o reemplazando al ecocardiograma cuando hay limitaciones.
También se utiliza en la evaluación de tumores cardíacos, pericarditis, masas intracavitarias y anomalías congénitas complejas. En deportistas, la RMC ayuda a distinguir entre hipertrofia fisiológica y patológica, reduciendo el riesgo de eventos cardíacos súbitos.
Por su alta resolución y reproducibilidad, la RMC es la técnica de referencia para estudios de seguimiento en múltiples patologías. Además, resulta muy útil cuando otras pruebas no son concluyentes.
En conclusión, la resonancia magnética cardíaca se consolida como un estudio de gran valor en la estratificación de riesgo, diagnóstico diferencial y planificación terapéutica de enfermedades cardíacas. Su uso adecuado contribuye a una atención cardiológica más precisa y personalizada.