Resonancia magnética funcional (fMRI): usos clínicos

Resonancia magnética funcional (fMRI): usos clínicos

La resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) es una herramienta avanzada que ha revolucionado el estudio del cerebro humano. A diferencia de la resonancia magnética convencional, la fMRI no solo muestra la estructura cerebral, sino también la actividad que ocurre en tiempo real. Esto es posible gracias a su capacidad para medir los cambios en el flujo sanguíneo que se producen cuando una región del cerebro se activa.

¿Cómo Funciona la fMRI?

El principio básico de la fMRI se basa en el hecho de que las áreas cerebrales activas consumen más oxígeno. Para suplir esta demanda, el flujo sanguíneo hacia esas zonas aumenta. La fMRI detecta estos cambios, generando mapas de actividad cerebral mientras el paciente realiza ciertas tareas, como mover una mano, leer o pensar en una imagen.

Usos Clínicos de la fMRI

La fMRI tiene aplicaciones clínicas valiosas, especialmente en neurología y neurocirugía. Uno de sus principales usos es en la planificación prequirúrgica para pacientes con tumores cerebrales o epilepsia. Gracias a la fMRI, los médicos pueden identificar áreas cerebrales críticas para el habla, el movimiento o la memoria, y así evitar dañarlas durante una intervención quirúrgica.

Además, se utiliza en la evaluación de trastornos neurológicos como el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis múltiple. También se ha empleado en estudios de salud mental, ayudando a comprender mejor enfermedades como la depresión, la esquizofrenia y el trastorno de estrés postraumático.

Una Herramienta Prometedora

La fMRI continúa ampliando sus aplicaciones en el ámbito clínico. Aunque todavía se considera complementaria y no siempre sustituye otros estudios, su capacidad para evaluar el cerebro en funcionamiento la convierte en una herramienta única. A medida que la tecnología avanza, se espera que su uso se vuelva más accesible y frecuente en la práctica médica.