Malformaciones arteriovenosas cerebrales: visualización y planificación quirúrgica

Las malformaciones arteriovenosas cerebrales (MAVC) son conexiones anormales entre arterias y venas del cerebro. Por lo tanto, pueden generar hemorragias, convulsiones o déficit neurológico. Por ello, su identificación temprana es fundamental para un manejo seguro.
La visualización de las MAVC se realiza mediante técnicas de imagen avanzadas, como resonancia magnética (RM), angiografía por tomografía computarizada (CTA) y angiografía digital por sustracción (DSA). Cada modalidad aporta información diferente. Por ejemplo, la RM evalúa el tejido cerebral circundante, mientras que la CTA muestra detalles de la arquitectura vascular. Además, la DSA proporciona un mapa dinámico del flujo sanguíneo, clave para la planificación quirúrgica.
La planificación requiere un enfoque multidisciplinario. Es decir, neurólogos, neurocirujanos y radiólogos intervencionistas colaboran para definir la estrategia más segura. La localización de la MAVC, el tamaño del nidus y la relación con estructuras críticas son factores determinantes. Asimismo, se considera la vía de drenaje venoso para decidir entre cirugía abierta, embolización o radiocirugía estereotáctica.
El uso de imágenes tridimensionales y reconstrucciones vasculares permite simular el procedimiento antes de la intervención. Esto, a su vez, ayuda a reducir riesgos y mejorar los resultados clínicos. Además, la monitorización intraoperatoria y la planificación basada en flujos sanguíneos contribuyen a minimizar complicaciones.
En conclusión, la correcta visualización y planificación de las MAVC optimiza la seguridad del paciente y la eficacia del tratamiento. Por consiguiente, la combinación de técnicas de imagen avanzadas y el trabajo multidisciplinario permite abordar estas lesiones complejas con mayor precisión y confianza.