Enfermedad ósea de Paget: cómo se manifiesta en radiología

Enfermedad ósea de Paget: cómo se manifiesta en radiología

La enfermedad ósea de Paget es un trastorno crónico del remodelado óseo, caracterizado por una actividad excesiva y desorganizada de osteoclastos y osteoblastos. Afecta con mayor frecuencia a adultos mayores y puede comprometer huesos como la pelvis, el fémur, la columna o el cráneo. Su diagnóstico se basa principalmente en los hallazgos radiológicos característicos.

Cambios iniciales: fase osteolítica

En las etapas tempranas predominan áreas radiolúcidas mal definidas que reflejan resorción ósea activa. Estas lesiones pueden pasar inadvertidas clínicamente, por lo que la radiología es clave para identificarlas a tiempo.

Fase mixta: el aspecto en mosaico

Con la progresión, se combinan zonas de destrucción y formación ósea, generando el clásico patrón en mosaico. Este hallazgo radiográfico es considerado uno de los más representativos de la enfermedad de Paget.

Fase esclerótica avanzada

En etapas tardías, predomina la formación excesiva de hueso nuevo. Se observa engrosamiento cortical, aumento de densidad y deformidades óseas. El cráneo “algodonoso” y la arqueadura de huesos largos son ejemplos característicos de esta fase.

Modalidades de imagen complementarias

  • Radiografía: método inicial y fundamental para detectar las distintas fases de la enfermedad.
  • Tomografía computarizada (TC): aporta detalle anatómico, útil en complicaciones o localizaciones complejas.
  • Resonancia magnética (RM): permite valorar extensión, compromiso medular y diferenciar lesiones activas de secuelas.

Relevancia clínica

La radiología no solo permite diagnosticar la enfermedad ósea de Paget, sino también vigilar su evolución y complicaciones como fracturas, artrosis secundaria o, en casos poco frecuentes, transformación maligna. Reconocer sus hallazgos es esencial para una atención oportuna y dirigida.