Miositis infecciosa: ¿cómo se presenta en los estudios por imagen?

La miositis infecciosa es una inflamación del músculo causada por bacterias, virus, parásitos o hongos. Aunque es poco frecuente, puede confundirse con traumatismos, neoplasias o enfermedades autoinmunes, lo que dificulta el diagnóstico. En este escenario, los estudios por imagen son claves para reconocerla, definir su extensión y orientar procedimientos diagnósticos o terapéuticos.
Ecografía
Suele ser la primera herramienta por su disponibilidad y rapidez. En etapas iniciales muestra aumento de ecogenicidad y engrosamiento del músculo, con pérdida de su patrón fibrilar. Cuando existe absceso, aparecen áreas hipoecoicas o anecoicas, acompañadas de hiperemia en Doppler color, lo que ayuda a diferenciar inflamación de colección purulenta.
Resonancia magnética (RM)
Es el estudio más sensible para la valoración muscular. El hallazgo principal es el edema, evidenciado como hiperintensidad en secuencias T2/STIR. Tras el contraste, puede observarse realce heterogéneo en las zonas inflamadas. La presencia de colecciones intramusculares con realce periférico sugiere absceso. Además, la RM permite evaluar fascias, articulaciones y tejidos vecinos, lo que resulta útil para descartar complicaciones como fascitis necrosante o artritis séptica.
Tomografía computada (TC)
La TC es menos sensible al edema, pero es útil cuando se sospecha gas intramuscular o calcificaciones. También se emplea para planear procedimientos de drenaje en abscesos profundos o de difícil acceso.
La miositis infecciosa puede simular otras patologías musculoesqueléticas. La ecografía resulta útil como método inicial, mientras que la RM es la técnica de elección por su capacidad de valorar extensión, colecciones y complicaciones. La TC, aunque menos sensible, aporta información adicional en casos seleccionados. Reconocer estos hallazgos favorece un diagnóstico oportuno y una mejor evolución clínica.