Torsión testicular: signos ecográficos que no debes pasar por alto

La torsión testicular es una urgencia urológica que exige diagnóstico inmediato para evitar la pérdida irreversible del testículo. La ecografía con Doppler color es el estudio de elección, ya que permite diferenciarla de otras causas de dolor escrotal agudo como epididimitis u orquitis. Reconocer los signos ecográficos característicos es clave para el pronóstico del paciente.
El hallazgo principal es la ausencia o disminución marcada del flujo sanguíneo intratesticular en comparación con el lado contralateral. Este signo puede no ser evidente en torsiones parciales o incompletas, por lo que es esencial buscar indicadores adicionales. Entre ellos destacan el “signo del remolino”, correspondiente al cordón espermático retorcido, y el aumento del grosor e hiperecogenicidad del epidídimo por congestión venosa.
En etapas iniciales, el testículo puede mostrar un aspecto normal en modo B. Esto dificulta el diagnóstico si no se examina de forma detallada el cordón espermático. Con el avance del proceso isquémico se observa aumento de tamaño, heterogeneidad del parénquima y, en fases tardías, ausencia total de perfusión, cambios que suelen asociarse a necrosis.
La comparación lado a lado no debe pasarse por alto, ya que facilita la identificación de asimetrías en el flujo y el tamaño testicular. También es recomendable emplear Doppler de potencia y ajustes de baja velocidad para detectar flujos mínimos.
La ecografía es, en definitiva, el pilar diagnóstico de la torsión testicular. Su correcta interpretación asegura una derivación quirúrgica inmediata. Cada minuto cuenta: reconocer los signos ecográficos a tiempo puede salvar la función y viabilidad del testículo.