Traumatismo craneoencefálico pediátrico: rol crítico de la imagenología

Traumatismo craneoencefálico pediátrico: rol crítico de la imagenología

El traumatismo craneoencefálico (TCE) en niños representa una causa importante de morbilidad y mortalidad a nivel mundial. Debido a la vulnerabilidad del cráneo infantil, la imagenología desempeña un papel esencial para identificar lesiones y guiar el tratamiento oportuno.

¿Por qué es diferente en pediatría?
El cráneo en desarrollo es más delgado, y las suturas abiertas permiten cierta amortiguación. Sin embargo, esta misma flexibilidad aumenta el riesgo de lesiones cerebrales difusas. Los síntomas clínicos pueden presentarse de forma sutil o inespecífica, por lo que la imagen se convierte en una herramienta clave para descartar daño estructural.

Técnicas de imagen clave
La tomografía computarizada (TC) de cráneo suele ser el primer estudio en casos moderados o graves, gracias a su rapidez y capacidad para detectar fracturas, hemorragias o edema cerebral. No obstante, los médicos deben usarla con criterio en pacientes pediátricos, considerando los riesgos asociados a la radiación. Las guías clínicas, como las del PECARN, orientan esta toma de decisiones de forma segura y eficaz.

La resonancia magnética (RM), por su parte, aporta información detallada en estudios diferidos o cuando existe sospecha de lesiones axonales difusas, hematomas subagudos o daño que no aparece en la TC.

Importancia del seguimiento
En pacientes con deterioro neurológico o secuelas, las imágenes permiten evaluar la evolución y ajustar el tratamiento. En casos de abuso infantil, los hallazgos radiológicos pueden aportar evidencia clave al identificar patrones específicos de trauma.

Conclusión
La imagenología en el TCE pediátrico no solo apoya el diagnóstico inicial, sino que también guía el manejo clínico y el seguimiento. Cuando los profesionales la utilizan de manera racional y basada en protocolos, logran una atención más segura, eficiente y centrada en el paciente.