Exploración del Tracto Digestivo Superior con Imágenes Modernas

Exploración del Tracto Digestivo Superior con Imágenes Modernas

El tracto digestivo superior comprende el esófago, el estómago y el duodeno. Su evaluación mediante técnicas de imagen modernas es fundamental para diagnosticar enfermedades como úlceras, hernias, tumores, inflamaciones y trastornos de motilidad. Las herramientas actuales permiten una visualización detallada y segura, facilitando diagnósticos tempranos y decisiones terapéuticas acertadas.

Técnicas de Imagen Utilizadas

Radiografía con medio de contraste (Serie gastrointestinal superior)
Este estudio clásico sigue siendo una opción valiosa. Utiliza bario ingerido por el paciente, lo que permite delinear las paredes internas del tracto digestivo y revelar anomalías como estrechamientos, úlceras, masas o reflujo gastroesofágico.

Endoscopía digestiva alta
Aunque no es estrictamente una imagen radiológica, se incluye por su relevancia. Permite visualizar directamente la mucosa y tomar biopsias. Es muy útil para detectar gastritis, esofagitis, úlceras o signos tempranos de cáncer.

Tomografía computarizada (TAC)
La TAC abdominal proporciona imágenes transversales de alta resolución. Es útil para detectar tumores, perforaciones o inflamaciones, especialmente cuando hay complicaciones o síntomas difusos que no se pueden evaluar completamente con otras técnicas.

Resonancia magnética (RM)
La RM se utiliza principalmente en estudios más complejos, como en la evaluación de tumores y enfermedades del páncreas o del duodeno. Tiene la ventaja de no utilizar radiación y ofrece excelente contraste de tejidos blandos.

Aplicaciones Clínicas

Estas técnicas permiten:

  • Detectar signos tempranos de cáncer gástrico o esofágico.
  • Evaluar la causa de dolor abdominal, acidez o dificultad para tragar.
  • Observar lesiones inflamatorias o erosivas en la mucosa digestiva.
  • Realizar seguimientos tras cirugía o tratamiento médico.

La exploración del tracto digestivo superior mediante imágenes modernas mejora la precisión diagnóstica y la atención al paciente. Su uso adecuado permite detectar enfermedades graves en fases iniciales, optimizando el tratamiento y reduciendo riesgos. Estas herramientas son hoy indispensables en la práctica clínica gastroenterológica.