Tomografía de tórax: aplicaciones en la evaluación pulmonar
La tomografía de tórax es fundamental en la evaluación pulmonar, que permite obtener imágenes detalladas y precisas que ayudan en el diagnóstico y seguimiento de diversas condiciones respiratorias. Esta técnica no invasiva utiliza rayos X para crear cortes transversales del tórax, proporcionando una visión tridimensional del pulmón y estructuras adyacentes.
Una de las principales aplicaciones de la tomografía de tórax es en la detección y seguimiento de nódulos pulmonares.
Estos pueden ser indicativos de cáncer de pulmón u otras enfermedades, y la tomografía permite caracterizar su tamaño, forma y densidad con gran precisión. También, es crucial en la evaluación de lesiones traumáticas como fracturas costales o contusiones pulmonares, ofreciendo detalles anatómicos que no son visibles en radiografías simples.
En el contexto de enfermedades pulmonares, la tomografía de tórax tiene un papel vital en el diagnóstico de neumonías, embolias pulmonares, y enfermedades intersticiales como la fibrosis pulmonar. Permite evaluar la extensión de la afectación y monitorizar la respuesta al tratamiento. Asimismo, es esencial en la planificación preoperatoria para procedimientos quirúrgicos torácicos y en la evaluación de complicaciones postoperatorias.
Otro aspecto importante es su utilidad en la evaluación de enfermedades vasculares como aneurismas aórticos o malformaciones arteriovenosas pulmonares. La tomografía de contraste puede destacar anomalías vasculares, proporcionando información crucial para la gestión terapéutica.