Seguridad y cuidados en la administración de braquiterapia

Seguridad y cuidados en la administración de braquiterapia

La braquiterapia es una técnica de tratamiento en oncología que implica la administración de fuentes radiactivas directamente en el cuerpo del paciente, cerca o en el sitio del tumor. Aunque es una herramienta valiosa en la lucha contra el cáncer, la seguridad y los cuidados adecuados son fundamentales en su administración.

1. Protección radiológica

La seguridad del personal de salud y del paciente es primordial. Se deben seguir estrictas medidas de protección radiológica, incluyendo el uso de delantal de plomo y guantes para el personal, y la limitación de la exposición del paciente a la radiación.

2. Planificación precisa

Antes de administrar la braquiterapia, es determinante realizar una planificación precisa. Esto involucra la obtención de imágenes de alta calidad, como tomografías computarizadas, para determinar la ubicación exacta de la fuente radiactiva y calcular la dosis adecuada.

3. Selección de fuentes adecuadas

Existen diferentes tipos de fuentes radiactivas utilizadas en la braquiterapia, como el yodo-125 o el iridio-192. La elección de la fuente correcta depende del tipo de cáncer y su ubicación, así como de la profundidad del tumor.

4. Aplicación cuidadosa

La administración de la fuente radiactiva debe llevarse a cabo por personal capacitado y experimentado. Se utilizan catéteres o agujas especiales para colocar la fuente en el lugar correcto y garantizar que la dosis se administre de manera precisa.

5. Control de calidad

La braquiterapia requiere un riguroso control de calidad, que incluye la verificación de la posición de la fuente radiactiva, la calibración de los equipos y asegurar que se administre la dosis correcta de radiación.

6. Cuidados postoperatorios

Después de la administración de la braquiterapia, es necesario proporcionar cuidados postoperatorios adecuados. Puede incorporar la monitorización de posibles efectos secundarios, como inflamación o molestias, y la educación del paciente sobre las precauciones necesarias.

7. Seguimiento continuo

El seguimiento a largo plazo es fundamental para evaluar la efectividad del tratamiento y detectar cualquier complicación. Se deben realizar visitas de seguimiento regulares y pruebas de imagen para monitorear la evolución del paciente.