Púrpura de Henoch-Schönlein: utilidad de la imagen en complicaciones

La púrpura de Henoch-Schönlein (PHS), o vasculitis por IgA, es una inflamación de pequeños vasos que afecta sobre todo a niños, aunque también puede presentarse en adultos. Su cuadro típico incluye púrpura palpable, dolor abdominal, artralgias y, en algunos casos, compromiso renal. Por ello, aunque la mayoría de los pacientes evolucionan de manera autolimitada, es fundamental identificar complicaciones de forma temprana para prevenir secuelas.
Papel de la imagen
Las técnicas de imagen complementan la evaluación clínica y, en consecuencia, permiten confirmar o descartar complicaciones potencialmente graves.
Ecografía abdominal
- En primer lugar, la intususcepción intestinal es la complicación gastrointestinal más frecuente. El ultrasonido en tiempo real resulta el estudio inicial de elección porque ofrece alta sensibilidad, evita radiación y muestra el característico “signo de la diana”.
- Además, el edema de la pared intestinal es un hallazgo indicativo de actividad vasculítica.
Tomografía computarizada (TC)
- Cuando la ecografía no es concluyente o bien se sospechan perforación, hemorragia masiva o isquemia, la TC se convierte en la alternativa.
- Permite valorar la extensión de la inflamación, la presencia de líquido libre y la existencia de neumoperitoneo.
Resonancia magnética (RM)
- La RM es útil en compromiso articular importante o cuando se requiere caracterización de tejidos blandos sin radiación.
- En la afectación renal, las secuencias sensibles a la perfusión ayudan a evaluar inflamación y función.
Imagen renal
- La ecografía renal permite descartar nefritis y evaluar la cortical, mientras que la RM complementa el seguimiento en casos de afectación crónica.
Recomendaciones
- Por otro lado, es clave un seguimiento dinámico: repetir ecografía si persiste dolor, incluso con exploración inicial negativa.
- La modalidad debe individualizarse según edad, disponibilidad y necesidad de minimizar radiación.
Aunque la PHS suele tener pronóstico favorable, las complicaciones gastrointestinales o renales pueden comprometer la vida. Por consiguiente, el uso apropiado de ecografía, tomografía y resonancia facilita una detección temprana, orienta el tratamiento y reduce la morbilidad. Integrar hallazgos clínicos e imagenológicos resulta esencial para un manejo seguro y eficaz.